
Nunca lo imagine,
la corrupción se hizo humana
se introdujo con una sutileza exquisita,
el perfecto caballero.
Nunca lo pensé,
que un hombre intimidara,
con las más excitantes visitas
el perfecto cazador.
Nunca lo subestimé,
lo traté con arrojo,
mantuve frívola la mente,
aunque ya se sabe,
el cuerpo no responde a consejos.
El rey!
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